Política exterior y democracia

Si deseáramos sólo relacionarnos, de manera subordinada, con los Estados Unidos y con Israel; si ignoráramos a nuestros vecinos y abjuráramos de tradiciones multilaterales largamente cultivadas; entonces, no sería necesario el Ministerio de Relaciones Exteriores, y alcanzaría con delegar lo que quede de sus competencias en la Aduana y en Migraciones. Habida cuenta del momentáneo prestigio del que gozan las herramientas motorizadas, no quiero andar repartiendo ideas. Leer más